sábado, 19 de marzo de 2016

TERCERA CLASE


ANTIGUA GRECIA: PLANTÓN Y ARISTÓTELES.
Comenzamos por Plantón (427-347 A.C) quien, interpelado por los problemas que acuciaban a la sociedad de la época, siempre tuvo muy presente la reflexión sobre el Estado y la organización más deseable de los individuos en el seno del mismo.
EDAD MEDIA: SANTO TOMÁS DE AQUINO Y SAN AGUSTÍN.
Los preceptos platónicos perdurarán durante la Edad Media en buena medida moldeados y re interpretados de acuerdo con el dogma del Cristianismo. Por aquel entonces la percepción de la sociedad toma un tinte negruzco, mancillada por los vicios del hombre, consumido por “el pecado”, tornándose en algo casi diabólico, caldo de cultivo de grandes conflictos, guerras y masacres.
RENACIMIENTO: TOMAS MORE Y MAQUIAVELO.
Nace la concepción del libre albedrío y -consecuencia de éste- la responsabilidad. De ello se implica una concepción análoga del hombre como ser racional, libre y responsable que consuma su libertad mediante la elección. Nace, por tanto, el individuo propiamente dicho.
Los grandes cambios ideológicos que lleva consigo el Renacimiento van acompañados, como suele ocurrir, de grandes cambios socioculturales y económicos.
Sócrates 
 No habla tanto del hombre, pero en realidad su doctrina, fue la que centró el pensamiento griego sobre el hombre, sobre la posible búsqueda y consecución de la verdad, sobre, el conocimiento de sí mismo, la dignidad humana y la vida conforme a las normas morales que dictaba la razón. “Conócete a ti mismo” es ésta la máxima obligación moral.
 Platón 
 Busca enseñar a los hombres a elevarse hacia lo absoluto y trascendente, es un proceso de ascender de lo sensible a lo suprasensible o inteligible, de lo bajo a lo alto, para allí encontrar la felicidad en la contemplación de la verdad y el amor del bien, ésta es la razón de la vida del hombre.
 Por ello para Platón el hombre es ante todo alma, de origen divino, inmaterial, eterno e inmortal, unido accidentalmente al cuerpo como consecuencia de un pecado y con la misión de gobernar y dirigir el cuerpo como el timonel, la nave. “El cuerpo es la cárcel del alma, la tarea del hombre en esta vida es prepararse para la definitiva liberación y alcanzar la contemplación de las ideas, de no ser así el alma se reencarnará y perderá su fin último”.
Aristóteles 
 Superó el pensamiento de su maestro. Escribe un tratado entero De anima,  con lo cual ya indica la importancia que él da al alma del hombre que está por encima de todas las cosas por su capacidad de razonar. 

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